domingo, 15 de enero de 2017

Cuento

Pepe, veni!!! y el salta, salta...

Esta es la historia de un hombre, un hombre digamos... común, parecido a todos los demás, con la diferencia de que éste mataba, exacto, mataba, y mucho, pero no mataba por diversión, o por encargo. Él mataba a la gente para luego despellejaros, sacarles la piel y usarla de disfraz para acercarse a los seres queridos de sus victimas, asesinarlos y robarles sus pertenencias.
Eso sí; el hacía muy bien su "trabajo", estudiaba minuciosamente a sus víctimas, conocía todos sus secretos, o en su defecto la mayoría, los más relevantes, o los que les podían ayudar en cada caso, cada movimiento que hacían en determinada hora, determinado día de la semana; y además de todo eso, elejía bien a sus víctimas.
Siempre eran empresarios poco conocidos pero bastante adinerados, los convencía de un buen negocio, para llevarlos a un lugar específico, alejado, y ahí, matarlos...
Luego los desvestía, les sacaba la piel, (cabe aclarar que tenía métodos poco comunes pero bastante acertados) las limpiaba y acondicionaba para finalmente disfrazarse de los mismos y así llegar a sus casas, exponer una excusa previamente ensayada y terminar el trabajo.
Sucedió que un día, para ser solo un poco más precisos, era un raro día templado de Julio, estaba terminando uno de sus proyectos y dirigiéndose a la casa de su última víctima, a la tardecita, 18:23 hs.
Llegó, saludó a su esposa, como si fuera el propio dueño de la piel que llevaba, insinuó estar cansado, y ella le insinuó hacer el amor. Por supuesto, no desaprovechó la oportunidad.
Llegó la hora de comer y fue ahí cuando su plan se desmoronó completamente. El plato de la noche era pollo a la mostaza.
Por un trauma ocurrido desde chico (que no viene al caso aclarar) tenía un cierto, pero imponente rechazo al Pollo, más que un rechazo, era una fobia, demasiado fuerte, y que se incrementaba si éste estaba muerto.
Intentó disimular, pero al tercer bocado, enmudeció, bueno, en realidad pudo esbozar un grito ahogado e indefendible (ya que de la desesperación no medía el tamaño de los trozos que comía, y éste último era demasiado grande), no pudo aguantar más, la sangre se le agolpó en la cabeza, las pupilas se le dilataron, los músculos se tensionaron y su corazón dejó de funcionar. Entonces cayó dando el último respiro de su vida, mostrando ser otra persona... murió, siendo quien siempre fue, una persona con fobia a los pollos...

http://surfeandoconelalien.blogspot.com/2010/12/cuento-vanguardista-al-mejor-estilo.html

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